Soy donante desde hace muchos años. La primera vez fue para mi tío, el hermano de mi madre, al que operaban de urgencia del corazón. Desde entonces, la donación de sangre pasó a ser una obligación que cumplía periódicamente, y que me hacía sentir bien. Muy bien. Solo tuve descansos durante los embarazos de mis hijos, y desde el 2014 cuando sufrí una indisposición durante la donación. La verdad es que tengo que reconocer que aquel día hizo justo todo lo contrario a lo que debe hacerse para ir a donar plaquetas y otras cositas de la sangre...Hoy recuperé una sana costumbre, y mi siento realmente satisfecha. Un poco cansada, pero feliz.
06-07-2017

Comentarios

Entradas populares de este blog